lunes, 28 de diciembre de 2015
LA MUERTE
A veces
bajo la noche
la muerte da toques de queda
a lo largo de las primeras cunas,
por cada milla verde y madura.
Hunde sus talones sin dejar oír el himno coral,
solo en la franja ausente de sonora melodía,
descalza,
envuelta en abrazos de vidrio.
En su rostro, hogar horrible
el viento baila entre peregrinos,
la mirada, diapasón maligno
cristaliza la ventana fortificada.
Huele a las primeras lluvias
después de nacer
las calles calladas.
Otra vez están aullando
(detrás el ruido).
La noche se despierta con escalofríos
rodeada de paseos por el camino
de muchas hierbas
a millones
y van creciendo sobre el agua.
Pasa rápida junto al camino
la estación entre tinieblas
(están de fiesta los chorros de la luz)
No hallarán los campos
desnudos de alambradas.
Miro alejarse otros navíos
en los áridos puertos antiguos
donde la gente mas delicada
con sus mantos
(como desnudos)
hablan convencidos,
cantando con su voz
que viaja perdida sobre las gaviotas.
Hay algo de esta noche.
Manuel Vílchez García de Garss
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