jueves, 26 de noviembre de 2015
LAS HISTORIAS DEL HOMBRE
Finalmente, de sólo gritar insultos y órdenes, el hombre aúlla.
Y se muerde la mano. El hombre siempre repite que la realidad supera a la imaginación, pero, ahora, no puede creer que esta tela de araña sea tan gigantesca. Entero, dentro de la boa, el hombre no logra abrir los ojos. El hombre y la hiena se miran. Largamente. La hiena, poco a poco, le contagia su
risa. La propia sangre, que lo ahoga, le parece al hombre tan exquisita como al cocodrilo. El hombre, en el entrenamiento, da la orden de matar. Y es su última orden al perro. El hombre es un experto en provocar las carcajadas. Tanto que su dedo, amputado, hace cosquillas, por dentro de las entrañas, al
león. El tigre tiene un alma generosa. Sale de repente y, alzándose en dos patas, con las otras dos delante de las orejas hace muecas al hombre. Ha decidido que, primero, lo matará de un susto. El elefante blanco, diminuto talismán de marfil regalado al hombre para la buena suerte, da tanta, que
lo aplasta como si le creciera al cuello un monstruoso colmillo.
Allí está el corazón del hombre. Tembloroso como cuando amó por primera vez. Todavía latiendo dentro de las fauces del tiburón. El hombre levanta el ruiseñor herido. Lo cura. Lo protege de la tormenta. Le da de comer. Cuando el ruiseñor está dispuesto para volver a volar, la garganta del hombre libera un trino. El hombre, en el zoológico, va dejando de saber dónde está la jaula y cuál de los dos es el mono.
Del libro Cada gota de azogue acerca el mundo de FRANCISCO GARZÓN CÉSPEDES
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