Una dorada experiencia,
razón de la razón casi burlesca,
esa triste paciencia,
despertar a la fresca
después de ver vacía nuestra pesca.
Esa torpe conciencia,
la dura sensación siempre dantesca,
inmadura decencia,
la gruta tan grotesca,
la vida, que se mata en una muesca.
Una leve dolencia,
razón que siempre anda a la gresca,
severa diligencia,
la palabra simiesca,
otoño, madrugada que refresca.
Julio G. del Río -Valencia-
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