jueves, 24 de septiembre de 2015
EL SANTUARIO DE LOS AMANTES
A trasluz cómplice,
en el umbral
del tálamo nupcial,
ataviada
de traslúcidos encajes,
en la semi penumbra,
mis ojos arrobados,
con deleite contemplan,
a través del tul,
el Edén de tus encantos.
De mirada distante,
coqueta e insinuante,
haces
que no me pierda
de ti,
un solo instante.
Una sutil invitación
de tus manos,
me conduce
al santuario
de los amantes.
Tus finas,
delineadas
y perfectas formas,
resaltan tus dos
blancas colinas,
como dos blancas lunas, ofreciéndome a beber,
del néctar adictivo
con frenesí,
delirio y embeleso.
Ahí donde tantas veces,
me diste más que el cielo
con un solo beso.
Dónde con mis besos
y mis caricias,
recorrí palmo a palmo,
con deleite y frenesí,
las llanuras del valle
fértil de tu vientre
de sedas y mieles.
Trasluces toda,
para la imaginación
no queda nada.
Con mis manos acaricio
tus blancas colinas,
con mis labios los beso.
¡Qué sensación
más sublime,
qué delicia más pura!
Con mis caricias
recorro
tu tupido Venus,
pendiente abajo,
hasta el encuentro
de tu vertiente.
Tus blancos muslos,
son dulce tentación,
en el encuentro
de dos mundos.
Ah... esa dorada rosa,
oculta en tus montes,
resguarda el elixir
divino de los dioses,
pletóricas de sedas,
de néctares
y de mieles.
No me puedo resistir,
no puedo dejar de beber.
Tendida,
desinhida y calmada,
gimes
y jadeas de placer.
Nuestros cuerpos
se hallan,
nuestras formas
se entallan,
en nuestra perfecta hora.
Allá afuera,
silencio sepulcral,
y místico.
Aquí dentro,
conflagración total,
eclipse global
en conjunción.
Ah,... esa
cópula nuestra,
libre de sedas,
tules y tabúes.
Todo lo incendia,
todo lo consume.
No hay centímetro
sin encender
en nuestra piel.
Abrazos de pasión,
besos furtivos,
lenguas de fuego
entrelazadas,
explorando
lo más recóndito
de nuestro ser.
El éxtasis llega,
completa locura,
explosión de júbilo,
tributo del cosmos.
Centellean los astros,
estallan
fuegos artificiales,
por doquier.
Todo
me invita a quererte,
¡Qué alucinante escena!
Tú desmayando
de éxtasis y de dicha,
yo ardiendo en ansias
enardecidas de pasión,
lujuria y desenfreno.
Besando tus sedas,
recorro tu cuerpo
encendido de lujuria,
pasión y deseo.
Bebo con fruición
de tus fuentes,
todas tus mieles.
Tierna sutil
y callada,
mi bien amada,
en un suspiro
me das la vida,
y en un orgasmo
me das la muerte.
(Para mi gran amiga, Golden Ross, quien me persuadió a incursionar en este estilo)
George Rivas Urquiza -Perú-
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