jueves, 27 de agosto de 2015
¿HASTA CUÁNDO?
¿Hasta cuándo
por ti debo
seguir esperando?
Hay demasiadas
nostalgias en mi alma.
Hay tanto dolor
y amor contenidos
germinando,
en mis ansiedades
y pertubaciones,
que mi loco
y acelerado corazón,
no puede controlar.
Difícil es sobrellevar
tan pesada cruz
cadenas y grilletes,
que me aislan en el rincón
de los condenados,
sin atinar a que lado ir,
si a mi lado no estás tú.
Cuándo tendré valor
decirte: ¡Se libre amor!,
águila real peregrina,
vuela alto,... más alto,
disfruta de tu libettad,
remonta tu propio cielo,
llévate mi alma entera
pero no condenes
ni destruyas mis sueños.
Entonces seré libre al fin,
y tu espléndida imagen,
en el deleite de mi delirio,
y de mis dulces recuerdos,
se irá borrando lentamente,
como una nube blanca
poco a poco se torna gris,
hasta desaparecer
en medio de la oscuridad,
de la noche fria y silente.
Y sólo así quizá
acepte el consuelo
de los brazos
de otro querer.
Sólo así tal vez
mi amada dorada rosa,
empiece a olvidarme
de ti y de tu querer,
Teniendo tantas
beldades libres,
ofreciéndome su amor,
que bien yo en libertad
podría una elegir,
y disfrutar de su amor
y de su querer,
te elegí a ti
que eres prohibida,
a ti que no eres libre
divina y adorable mujer.
A ti bella poetisa
que cantas tus versos
en jaula de oro,
a ti que eres prisionera
del pasado,
y aprendiste con dolor
a recortar tus propias alas.
A ti que te niegas a volar
pudiendo hacerlo.
A ti que crees amar,
sabiendo que no,
que eso,
hace mucho murió.
Y que nos es mas
que la fuerza
de la costumbre
lo que él te ata,
que es devoción
lealtad y gratitud
más no amor,
porque eso,
hace mucho murió.
Ya no te enciende,
ya no te inspira,
por eso
buscaste el faltante
en los brazos
de otro querer.
Se que un día
lo entenderás,
pero ya no estaré ahí
para atisbar tu rasante vuelo,
ni para ordenar tus scombros.
Y quizá para entonces,
de mí, definitivamente
te habrás olvidado,
y yo ya cansado, roído
y desgastado por los años,
dejaré de hacer versos,
y quizá tal vez ni recuerde
para quien escribí estos
mis últimos versos.
Entonces y sólo entonces
quizá te habré olvidado
definitivamente,
y no porque haya dejado
de amarte y de quererte,
sino porque súbitamente
me sobrevino la muerte.
George Rivas Urquiza -Perú-
No hay comentarios:
Publicar un comentario