martes, 4 de agosto de 2015

EL CAMINO


Caminando por el sendero, me encontré con un muchacho mal vestido, desgreñado y desgarrado sus vestidos, todo hecho un adefesio, mi mirada fue de desprecio, que horror, que espanto, encontrarme con este individuo, todo mal trecho y golpeado, quise pasar de largo, pero algo me detuvo y sin querer entablar conversación le pregunté qué le había sucedido.

Con mirada temerosa y baja la voz me contó que había ido a ver a su novia que vivía al otro lado del río; iba feliz y contento con flores en sus manos que había recogido por el camino, pero no vio a su paso el hueco del camino, estaba cubierto por hojas y metió la pata cayendo al fondo sin remedio. Dio un grito de dolor y no un brinco del espanto de verse herido, todo golpeado y cochino, se paró con cuidado a pedir auxilio, sólo los pájaros volaron a su pedido, llamando la atención de un viajero del destino.

Se acercó extrañado al hueco del camino, con una mirada de asombro vio lo sucedido, buscando una rama le dijo:
- ¡Muchacho que te ha ocurrido! ¿no estas mal herido?
- Ayuda por favor, me he caído en este hueco del camino, estoy retrasado a mi cita, mi novia va a pensar que la he dejado plantada porque soy un merecido.

Con la rama en la mano, ayudó el desconocido a salir de aquel embrollo al pobre joven acontecido, muy agradecido el joven, dio las gracias al desconocido.

Cojeando y mal trecho continúo rumbo a su destino, a ver a su amada que lo esperaba al otro lado del río.
Ella al verlo todo sucio, golpeado, mal trecho y mal herido, solo tuvo palabras de desprecio.
- Llegas tarde, esas no son condiciones para venirme a ver, donde están mis flores que no las veo, así es como te intereso, aquí termina todo, no quiero explicación alguna, sobran las palabras, es mejor que sigas tu camino y te olvides de que existo.

Con la cabeza baja y mirada triste el pobre muchacho, quiso explicar lo sucedido, ella se dio media vuelta y lo dejó solo ablando junto al río.
Pobre chico abandonado y roto el corazón, se olvidó del dolor de sus golpes y solo sentía el de su corazón, con lágrimas en los ojos regresó por el camino, cruzando el río, pasando por el hueco donde se había caído.
- Maldito hueco e infame, mira lo que me has hecho, he perdido a mi novia, ella ahora me desprecia, piensa que no la quiero, si supiera que es mi vida, no creería eso.
- Ahora estoy sucio y golpeado, sin flores y sin novia, hecho todo un adefesio. Esa es mi triste historia de lo sucedido, ahora voy de regreso a casa ……
- Puedo acompañarlo a su casa para que el camino no se haga pesado.
- Si no es una molestia será buena la compañía, así olvidare el desprecio de a quien digo que quiero.
- Arrímate a mi hombro, será menos el peso y el dolor de tus heridas.
Así fuimos conversando por todo el camino, así fue la coincidencia que me unió ese día con aquel desconocido, con aquel muchacho mal vestido, mal trecho y mal herido.

Ahora caminamos juntos por aquel sendero, ya se olvidó de su amor del otro lado del río, porque ahora en nosotros renació un bello sentimiento que lo llamamos los dos amor del camino.

VIOLETA MENDOZA 

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