recio martirio sabroso
Santa Teresa de Jesús
Si atravesado por la zarza el pecho
arder a lo que ya encendido ardía
hace, el dolor en goce transfigura,
fría la carne mas el alma ardida,
en el blanco del ojo el ojo frío
cual nieve en valle tórrido: el deseo
divino se echa sobre lanzas ígneas
y muerde el ojo en blanco el labio henchido.
Funambulesca beatitud la suya,
de claroscuros, que al soltar el pliegue
de luz inunda el esplendor febeo:
“No es resplandor que nos deslumbra, sino
una blancura suave y el resplandor difuso
que alto deleite da a la vista y no
la cansa, ni la claridad que se ve para ver
esta hermosura tan divina.”
NÉSTOR PERLONGHER -Argentina-
Publicado en la revista Fuegos del Sur
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