viernes, 5 de junio de 2015

SOLEDADES CHAPACAS


Huyendo de un pasado de traiciones y amarguras
llamado por el amor
vine, desde el viejo mundo vascongado
a este hermoso valle del olvido
en busca de tregua, sosiego y paz.

Un valle varado en el tiempo
donde brota impetuoso el gajo florido
y donde un rumoroso y cadencioso río
cargado de susurros coloniales
cuenta leyendas de una antigua patria lejana.

En un patio que se quiere andalusí
rodeado de macetas y flores
sesteo a la sombra de un viejo molle retorcido
que impasible ha contemplado, a lo largo de los años
el paso sufriente de una historia de vida y muerte.

Con la música lejana de una cueca tarijeña
apenas interrumpida por el tañer de la campana de la iglesia
y el canto generoso de un bientefué
transcurre apacible la tarde de un domingo de estío
entre perfumes de amancayas y silencios dulces.

Aquí gozo de mis recuperadas soledades
lejos de las frías brumas de un país lejano
que rompió el molde de mi vida
pero que no consigo olvidar
ni en esta bendita tierra chapaca.

Soledades nuevas y viejas
que retornan desde la infancia y la adolescencia
con imágenes perdidas de mi ciudad y mi barrio
que sin éxito vuelvo a buscar en este nuevo mundo
a la vez tan cercano y a la vez tan extraño.

Soledades de un duro exilio
al que me llevaron los manejos políticos
de los mandarines del poder
en una vieja España emputecida y envilecida
por la corrupción y la mentira.

Soledades… también… del desaliento
en el declinar de una vida
guardadas como preciados tesoros
en la memoria de la ensoñación poética.

Soledad de soledades sufridas…erradas... calladas.
Retoñadas por un nuevo amor.
Soledades chapacas.

Alberto López

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