Lo siento, lo pienso y doy rienda
suelta a mis sentimientos. Abro
las ventanas y escucho al viento
cuando al oído me habla.
Voy guardando las palabras,
en el cofre de mi imaginación,
trasladándolas al costurero,
donde todas las coso yo.
Y así voy formando los versos.
Unos alegran, otros entristecen,
a mí me gusta plasmarlos
para siempre.
Expresan las sensaciones,
reseñan los momentos,
y mi alma se deleita,
al escribir mis ideas en una hoja muerta,
dándoles a las hojas vida perpetua.
Escucho música dentro de mí,
y mi interior mientras tanto tiembla.
Yo quiero reflejar lo que dentro de mi suena.
Lo editas y a veces nadie lo entiende,
solo quien lo escribe,
porque es lo que en ese momento
tiene en su mente.
La existencia es una poesía,
por eso disfruto, cuando lo que hago o pienso,
lo reflejo.
Nos enamoramos, pensamos,
lo escribimos, y al leer lo escrito lo revivimos.
El mi reflejo, es mi fantasía.
La poesía…
Joaquina Oliva -Madrid-
Publicado en la revista Arena y cal 215
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