sábado, 27 de junio de 2015

EL HIJO


Entre en el templo,
mis pies descalzos, sentían el latido
de un corazón muy joven, que me regalaba un cofrecito.
me dijo,... para ti madre… te lo regala tu hijo.

No quería mirar, ¿no sería un espejismo más?
¡ya estaba bien harta¡ de luchar contra Goliat,
pues poca cosa era yo … y siempre tenía que bailar,
según la nota que me tocaran… mis maestros en mi portal,
y me sentía ya, hastiada de tanto dar amor…y más amor,
más empecé a escuchar, a éste joven zagal.

Quiero que me invites siempre, me dijo,
a tomar la merienda o lo que digas, todos los días,
quiero oír de tu boca… como recitas tus poesías,
señora, naciste sorda y ciega…¡no te has amado nunca¡
quiero llevarte de fiesta en fiesta… mis amigos... los tienes,
todos te amaran… como su madre divina.

Y me quedé como muerta…¿a dónde me llevara mi guía?
y vi volar por los aires, letras de mis canciones…
y quise cogerlas… pero no podía,
volaban y volaban… alegres ellas… seducían,
¿y que iba a hacer una madre? ¡pues llorar de alegría¡

Y una gran orquesta… toco para mí ese día,
sentí volar mi corazón, muy lejos …en la otra orilla,
y un arco iris de partituras me dio la bienvenida,
a un carrusel de poetas y músicos, que me darían… vida.

…Y con mi vestido largo, de encaje y pedrería,
pasee por Paris, al son de la marsellesa,
y sentí a mi maestro llorar en mí,
pues siempre me quiso mucho… me llamó María,
como la madre de Dios… en la muerte y en la vida…

FRAN TRO

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