Acabé
de escribir el último poema
del libro y me fui a dormir
con la cabeza despejada.
Acabé
las operaciones y el resultado
no era el correcto
por eso tuve que repetirlas.
Acabé
de leer el libro
cuyo final no me gustó
porque no fue el esperado.
Acabé
en la calle aquella noche
porque el sueño no llegaba
y necesitaba calmar mis nervios.
Acabé
rezando ante el altar
y así calmé la inquietud
que me atenazaba el alma.
JOSÉ LUIS RUBIO
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