viernes, 1 de mayo de 2015

OH, MI MUJER


Si llego donde ya es tarde, oh, qué pena. Con seguridad,
nunca habrá un espíritu más triste.
Reconocemos dos atributos en la Mujer: la sonrisa y el placer,
donadores tácitos, de vida o muerte. Cada dádiva suya, es por
sí, es de sí. Y sin embargo sabemos que existe en ella,
infinidad. Que envuelve en esencia, porque somos mente, de ella.
Y si no lloramos en público, es por no causar en otros, hilaridad.
Si llego donde ya es tarde, oh, qué soledad.
Hizo todo en humillar mi dignidad. Y más tarde me va a odiar,
cuando le charlen, que ahora en mí, sólo hay crueldad,
desconfianza, impiedad.
A otra no quiero, como la quise a ella, cuando era ingenuo.
Mi fe fue desapareciendo—desapareciendo—y no volvió más.
Y quise decirle que mi mundo no es tan hermoso. Mas no sé
dónde está—dónde está—dónde está.
Los primeros días hice de cuenta que se había ido de viaje, sólo
eso y nada más.
Mas ahora me pregunto: ¿Dónde se ocultó el sol que se la llevó?

La sangre que vierto hoy, que ella no ve
¿compensación hallará?

Del libro PEDACITOS DE ELLA EN MÍ de OMÍLCAR CRUZ RESTREPO -Colombia-

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