Más triste, en el azul del firmamento,
Volar podrá su risa, cuando, en vilo,
La luz de la alborada enseñe el filo
De su puñal callado y ceniciento.
Los años correrán sobre el aliento
Helado que escapó al aire tranquilo,
Buscando hallar en él un nuevo asilo,
Palacio levantado para el viento.
Será encontrar su rostro en una estrella
Al tiempo que la noche helada y fría
Retira su corcel de madrugada.
Y la recordaré, siempre tan bella,
Amable, cariñosa cada día,
Paciente en la vejez, tal vez cansada.
José Ramón Muñiz Álvarez
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