Anoche vi que un barco se me iba
mientras un pobre barco, barco mío,
en las aguas sin fondo de este río
se me anclaba de espera a la deriva.
¡Es bello ver un barco cómo arriba
y viene con los sueños del estío!;
cuando atraca a mi muelle tu navío
doy a los dioses del amor un ¡viva!
Los barcos son así: se van y vuelven
y es grato si se van y nos devuelven
el amor ideal con que han partido...
muchos barcos un día dejan puerto
y detrás de su estela, casi muerto,
agoniza el amor de eterno olvido.
FRANCISCO HENRÍQUEZ -Cuba-
Publicado en la revista Oriflama 24
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