Esperar, esperar, esperar presta
a que la nada llegue victoriosa
y rompa lo afilado de la noche
y provoque el insomnio de los mares.
Lejos quedó el olvido de latidos
donde el sueño es vigilia de los héroes
y el tropel me perturba abandonado
en el secreto suave de la lluvia.
Navego por los párpados ajenos
de luz y tu mirada redentora,
rayas de tinta china asfixiantes
con inciensos del aire evanescente.
Te custodian tortugas y dragones.
ALICIA AZA
Publicado en Luz Cultural
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