Sobre el hombro izquierdo lleva
la cruz, este Nazareno,
adopta postura adunca
para soportar el peso
que carga por el castigo
que en su día le impusieron,
aquellos que le juzgaron
porque lo querían muerto,
dado que a los poderosos
les resultaba molesto.
Porque con sus posiciones
estaba al lado del pueblo;
y aquello no era bien visto,
precisamente por eso
sufre esa pasión horrenda;
y después del sufrimiento
que le hicieron soportar,
por si no fue bastante esto,
terminan crucificándolo
clavándolo en el madero
que sobre su hombro portaba,
con tres bellotes de acero
que en las manos y en los pies
con un martillo de peso,
un martillazo tras otro
sus carnes fueron rompiendo.
Después la cruz elevaron
en el Calvario, y le dieron
de beber sal y vinagre
y una lanzada en el pecho;
y poco a poco después
tras descolgarse su cuerpo,
por el fallo de las fuerzas
al ir la vida perdiendo
en aquel Monte calvario,
Jesucristo acabo muerto.
Y tras más veinte siglos
lo traemos al recuerdo,
¡cómo pudo suceder,
viles verdugos aquellos!
¿Dónde tenían la vista
y dónde el conocimiento…?
Del libro Pasión en Ciudad Real de MANUEL MEJÍA SÁNCHEZ-CAMBRONERO -Ciudad Real-
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