domingo, 1 de marzo de 2015
ÚLTIMA CONCIENCIA.
En la última conciencia
crecerán flores de plástico;
de ésas que se venden
en los mercadillos,
en las tiendas de todo a un euro,
de todos chinos,
de todos ilegales.
Flores traídas
en barcos de camuflaje…,
probablemente,
en el último contenedor,
ése, al que ningún aduanero,
revisará en puerto alguno.
En la última conciencia,
brotarán bulbos de madera;
de los de tirar a dar,
omnipresentes,
en las lluvias cortesanas,
de últimos del último siglo,
el siglo que puede que ya no exista,
al menos,
en nuestra memoria.
Todo será esférico,
salvo la conciencia,
el maldito arrepentimiento
que nos ha traído
tantos
y tantos problemas.
En la última conciencia
brotarán chorros de arena;
de esa arena
que cubrirá
los mares que rebosan muerte,
desesperación,
atardeceres
con soles ausentes,
toneladas
y toneladas de arena
que no podrán,
apenas,
tapar a un crucifijo
que se empeña,
con esmero,
en señalar al firmamento…,
o cielo…
Julio G. del Río
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