Vidrio pensado a través de otro cristal agua
Buenos Aires manada de otoño invierno
café dando tiempos al tiempo escondido
distancia minuciosa del personaje
por antesalas que llevan un nombre
pegado, urbano impuesto de una época
que nos mantiene extrañamente con ceño
y arrugas y paginas del alfabeto
que se asfixian a si mismas
cima pequeña con gente alrededor
medio kilo de café molido fino
no estar esperando
lágrima en pocillo pequeño
esa palabra
el poeta conlleva tarjetas de llantos
alegría repentina express
retumbar cuando los derrumbes se aproximan
de pies a cabeza tirito en tu mirada clara
dije hombre sensible una vez
destemblar si digo amor y tu viaje continua
yo como un imaginario numero invisible autónomo
un culto a la propia esencia
situándola en el asador sin pudor
otros se espantan, lo huelo
puedo advertirlo en sus gratuitos dedos señalando
el por que desde otro ángulo
orillas vacilantes, esperas inconclusas
la habitación política como un transgresión por resolver
se florece o desanda me pregunto
tanto alquiler de almas
contextura al revés en el instante en que todos corren
y no alcanzarlos
no.
Es tocar el timbre cuando me voy.
Claudia Ainchil -Argentina-
Publicado en la revista Arena y cal 218
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