Mis amantes saben que para escribir
me hace falta su ausencia
Por eso se conjuran en aquelarre
solícitos me dejan sola
por piedad
y desde el rincón de las sombras
como un voyeur
me espian
Murmuran:
Marcela está creando
se muere
pero les gusta como escribo
y consienten
que acabe con la pena entre los muslos
sobre la cama revuelta
Ellos necesitan que escupa metáforas con olor a vino
desean mi lengua amoratada
Tal vez sea tiempo de invitar a la poesía a casa
reconocer mi necedad de araña
obstinada en bordar solo suicidios sobre la tela
y clavarle los colmillos al recuerdo
después de la cópula.
Marcela Predieri -Argentina-
Publicado en la revista Oriflama 24
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