martes, 31 de marzo de 2015
ESE TODO PERFECTO.
Era una noche de luna, estrellas y pensares
se acomodó el poeta, tomo su lápiz, su libreta
y se quedó literalmente clavado en el cielo,
y se sintió pequeño, frágil, diminuto, insignificante tal vez.
Pensó en el espacioso entorno donde la materia
se vuelve vida, pensó en ella y sus diversas formas
de producir trabajo, es decir pensó en la energía y las leyes
que la gobiernan, se propuso pensar en el espacio y en el tiempo.
Ese espacio infinito que lo llena todo, ese todo desconocido,
que nos convierte en nada, esa nada perfecta que lo valora todo,
ese todo perfecto, que nos desdice todo.
Ese tiempo preciso que lo mide todo, ese inexorable tiempo,
que lo transcurre todo.
Ese infinito saber, del que no sabe nada, ese viajar y viajar,
del que no conoce nada.
Y entre millones de estrellas, aparecen las galaxias, los planetas, los asteroides,
los cometas y millones de astros celestes, y el vasto universo se extiende
primoroso, y mi noche de luna es tan solo un vaguísimo punto de partida,
en ese todo perfecto…que nos desdice todo.
DARWIN I. FLORES VARELA
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