EL CAMBIO

Habían pasado unos años,
donde fui instruyendo a Naam
para su fuerza interior,
que conociera sus partes débiles,
y fortaleciera su alma con la paciencia
y la voluntad, que todo lo cambia,
quería llevarlo como bien yo veía,
que se abriera a la vida, fuera alegre,
tuviera amistades, todo lo que un joven
para su integridad necesita,
más eras inútil, no quería.

Empezó a perderse por el campo
quería ir solo, apenas hablaba,
y cuando lo hacía no lo entendía,
hablaba de seres celestes que él veía
y que se le acercaban y lo querían,
me decía que yo no sabía nada
de como él, veía la vida,
teníamos muchas crisis y enfados,
era a veces imposible tratarlo,
llevarlo, por donde yo quería,
más lo había elegido y tenía que hacerlo,
con la disciplina mía.

Un día dije, esto se acabó,
le grité y le eché a la cara
todo lo que me dolió que hiciera,
me convertí en esos momentos
en una loba, y le ataqué como una fiera,
pues tengo esa facultad, y lo hice,
le grité que se defendiera,
pero no quiso hacerlo, se arrodilló,
y me dio su cuello para que lo mordiera,
pues no podía ser otro, que él mismo,
¡era amor a la naturaleza¡
y vi con sorpresa que era
lo que yo quería hacer de él,
y ya lo traía aprendido
nació con esa realeza,
y se abrió ante mí, su alma,
¡era muy bella¡
cogí pues agua de mi fuente,
y con mucho amor,
fui lavando sus heridas
para que no le doliera…

…Y salí al porche de la casa,
me senté en mi hamaca como siempre,
miré el horizonte, él lo hacía también,
era valiente y muy noble, y sonreí…
le dije, hoy ha hecho calor
pero mañana puede llover,
dime cuando salimos;
quiero ir al campo y aprender,
“comprendí que era un maestro,”
y aunque muy joven, creía en él,
me dijo, no lloverá,
me lo ha dicho una ardilla, madre.
mañana podemos ir,
no te asustes si ves duendecillos
subiéndose por mis pies,
que me quieren y yo los amo,
veras como te quieren también.

FRAN TRO -ESPAÑA-