Por más vueltas y más vueltas
que ando dándole a mi vida
siempre termina en tu puerta,
y tú te niegas a abrirla.
Puerta cerrada la tuya,
¡ay corazón!, y la mía,
mi puerta, mi vieja puerta,
mira tú, sí, mira tú,
de par en par siempre abierta.
Del libro DICHOS Y CAPRICHOS DEL COPLERO de JUAN CERVERA -México-
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