jueves, 1 de enero de 2015

LA MARIPOSA


No podía dormir,
el viento cálido de agosto
me hacía sentir inquieta,
cogí mi sombra y me fui
a buscarte como gaviota,
volé por las cimas de las montañas,
crucé lagos y valles
para ver donde estabas amor,
y te encontré sentado
al pie de nuestro árbol,
y allí también me senté yo.

Te dije, he vuelto alma,
más no me veías,
luego me di cuenta que era alada,
y comprendí que yo también volaba
y no tenia cuerpo,
supe que eras mi dios,
mi señor y mi mayor tesoro,
pues me hiciste mariposa,
¡y yo sin saberlo¡
nací rebelde, y no creí,
que hubiera un ser humano
tan bueno como tú,
¡vida mía¡

Me senté a tu lado,
más te vi triste, mi amor,
no sabía que hacer,
¿como hacerte ver a ti,
que estuve contigo?
a lo mejor no me creerías
cuando te lo dijera,
y después de mucho pensar
te di un beso en la frente,
y me puse a oír a tu corazón,
y es cuando sentí
las más maravillosa de las poesías,
eras un poeta divino
porque tu corazón vibraba
con la música de las estrellas.
y es cuando comprendí al hombre
y comprendí al poeta.

Cuando me fui,
dejé enredado en tus cabellos
mi perfume en hilos de seda,
quería que no sufrieras,
que te pusieras alegre,
y le dije a unas ranas
que en un charco se bañaban,
que te cantaran a coro
una canción por nosotros
muy amada,
¡todo es amor¡
así no estarías solo
cuando viniera el alba.
ni el frio de la mañana.

FRAN TRO

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