viernes, 30 de enero de 2015
LA MADRECITA
El valle estaba tranquilo, apacible,
había caído por la tarde
una fina lluvia, era mayo,
y un arco iris salió
con siete colores benditos,
parecería un manto blanco
si los pusiéramos todos juntitos.
estaba hermoso, divino,
su verdor relucía de limpio,
su olor me embriagaba,
pues olía a eucaliptos a romero,
a tierra mojada, a pinos,
y fui a recoger mis cosas
pues hacía mucho frio.
Más de pronto una voz oí,
un duendecito pequeño,
con voz dulce me dijo,
señora, mi señora,
no te vaya, no nos dejes,
se nuestra madrecita amada,
este bosque está encantado
hay miles de hadas,
todas te han elegido
para que vivas con nosotros,
acógenos en tu alma.
Más yo no quería quedarme,
no era nada mío,
yo pertenecía a un universo
muy distinto,
mi alma era guerrera,
y aquí todo era pequeñito,
más miré a mi diestra
y estaba sentada Atenea,
y comprendí
que era el sacrificio
que de mí se esperaba
que diera,
pues había sido siempre
la muerte en la tierra.
Y miré,
habían hecho los elfos,
un palacio de cristal con cuarzo rosa,
al lado de un lago con cisnes blancos,
me quedé muy asombrada,
pues en un trono de esmeraldas
estaba sentado , su rey,
el mago blanco,
se levantó y me dijo,
hace tiempo te esperaba,
¡oh diosa¡
siéntate en el trono,
serás una reina amada
y muy respetada..
....Y me trajeron,
un ramo de margaritas,
un corona de nardos,
y una carroza de gansos
por el cielo iba llegando,
se pararon a mi lado,
me dijeron. señora,
hacia las estrellas vamos,
y me sentí muy dichosa,
en este reino que me habían dado
o había heredado.
FRAN TRO
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