sábado, 31 de enero de 2015

LA INVITACIÓN


No me interesa saber
cómo te ganas la vida.
Quiero saber
lo que ansías,
y si te atreves a soñar
con lo que tu corazón anhela.
No me interesa
que edad tienes.
Quiero saber
si te arriesgarías
a parecer un tonto
por amor,
por tus sueños,
por la aventura de estar vivo.
No me interesa
qué planetas están
en cuadratura con tu luna.
Quiero saber
si has tocado
el centro de tu propia tristeza.
si las traiciones de la vida te han abierto,
o si te has marchitado y cerrado
por el miedo a más dolor.
Quiero saber
si puedes sentarte con el dolor,
el mío o el tuyo,
sin intentar ocultarlo,
o desvanecerlo
o remediarlo.
Quiero saber
si puedes experimentar con plenitud la alegría,
la mía o la tuya,
si puedes bailar con la locura
y permitir que el éxtasis te llene
hasta la punta de los dedos de las manos y los pies
sin que tu prudencia
nos advierta
que tengamos cuidadosos,
que seamos realistas,
o que recordemos las limitaciones
de los seres humanos.
No me interesa
si lo que me cuentas
es cierto.
Quiero saber si puedes
decepcionar a otros
para serte fiel a ti mismo,
Si puedes soportar
la acusación de traición
y no traicionar a tu alma.
Si puedes ser fiel,
y por lo tanto digno de confianza.
Quiero saber si puedes ver la belleza,
aún cuando no sea bella
todos los días.
Y si puedes nutrir tu vida
de su presencia.
Quiero saber
si puedes vivir con el fracaso,
el tuyo o el mío,
y no obstante pararte a la orilla del lago
y gritarle a la luna
“¡Sí!”
No me interesa
saber dónde vives
ni cuánto dinero tienes.
Quiero saber si puedes levantarte
después de una noche de aflicción y desesperación,
cansado y magullado hasta los huesos,
y hacer lo que sea necesario por los niños.
No me interesa
saber a quién conoces
o cómo llegaste hasta aquí.
Quiero saber si te quedarás
en el centro del fuego
conmigo
sin rehuir.
No me interesa
dónde ni qué ni con quién
has estudiado.
Quiero saber qué es lo que te sostiene,
desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber
si puedes estar solo
contigo mismo,
y si verdaderamente aprecias
la compañía que tienes
en los momentos vacíos.

Del libro La invitación de Oriah // Mountain Dreamer
Seleccionado por Leandro Murciego

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