martes, 27 de enero de 2015
LA BELLA Y LA BESTIA
Veía, y oía,
y me asustaba,
pero luego me daba mucha paz,
era la fe en ti, vida mía.
pues no me mataba la oscuridad
sino que podía con ella,
me atacaba fuerte,
más me sentía fría
y poco a poco, se iba.
¡oh, oscura sombra maldita!
Abrí la ventana
y vi la mañana,
había sido una noche tremenda,
más después vino la calma,
¿quién me da luz? decía yo,
para saber ¿qué hacer?
pues a cada paso que doy
la oscuridad me persigue,
y no puedo ni esconderme,
¡quiero vivir! le decía,
más como una sirena
me mordía las sienes,
para que oyera el silbido
de la serpiente.
Y al alba, se fue,
era la señora
de la oscuridad terrena,
la que me quitaba tu amor
para llevárselo ella,
más esta vez pude yo,
y en vez de llevarte a ti,
se llevó mi soledad y mi pena,
quedé tirada en el suelo
más me levanté serena,
y al pasar por el patio
te vi sonreír y dijiste,
¿a quién viste, mi amor?
Yo te dije, a mi sombra,
venía a por mi,
y te reíste,
¡entonces, comprendí!
me había convertido,
en su luz,
él ahora,
era mi sombra.
Y sonó el vals del emperador,
me dijiste, ¿señora quiere bailar?
claro que sí, te dije,
y los dos bailamos alegres,
yo me había convertido en la bella,
y en la colina,
un lobo en la noche aullaba,
era la bestia.
FRAN TRO
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