La pregunta sobre sus labios
apresuraban una despedida
mientras la luna escondida,
lloraba el adiós de un amor.
Las estrellas llenaron el infinito
cuando la daga habría la herida
y las lágrimas caían de sus ojos
ahogando en ellas su bella ilusión.
La ternura de su frágil inocencia
embriagaba el ambiente de dolor,
el firmamento oyendo la tristeza
se abatía ante el ruego de su voz.
El silencio callo el eco del gemido
que quedó deseando el tierno beso
la noche que sus labios se pegaron
al rostro de la niña que se durmió.
Freddy Juan Arce Acevedo (Chile)
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