Me parecerá el mundo pequeño.
Una esfera que poseo en mis manos.
Me harás recorrer senderos de montaña,
que me parecieron pendientes.
Miraré sobre arrecifes tu mar
y navegaré en ellos.
La corriente estará a mi favor.
¡Los remos los sujetas fuerte!
Sentiré el lamento de las gentes que llaman
y me sentiré fuerte.
De mi nave nacerán remos
y se alzarán velas
e iré hacia tu encuentro.
La tempestad nos salvará a todos.
Mi mano te enseñará el camino,
te llevaré en esta arca.
Conozco la gloria que me dio pisarla.
Conozco la gracia que nos viene dada
y aunque olvide, de vez en cuando, tu lamento,
confundido con el rugir de las olas,
te daré una mano.
¡Aquí nadie se ahoga!
Del libro de su vida de
Manuela San Miguel Herrera -Italia-
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