miércoles, 28 de enero de 2015

DILE, AVE VIAJERA


Llévale esta flor,
paloma mensajera,
y dile que la espero;
dile, ave viajera,
que el aroma de su piel
aun es fuente de calor
aquí en mi pecho,
que mis manos
ya marchitas por el tiempo
resucitan cada noche
en una prosa,
y en cada madrugada
un verso nuevo
respira la rima
de nuevas alboradas...
Dile
que por ella muero,
que sin su calor
la vida,
no vale la pena vivir;
que cada día
que pasa
duele más la herida
que quedó
sangrando aquí en mi pecho...
Llévale mi sueño,
ave viajera,
en esta prosa;
dile que es la oda
de mis noches
para que cante mi recuerdo,
y en la lejanía
bendiga con su aliento
mi dolor;
llévale el verso
de mi ensueño de niño
cuando tiemblan
mis manos
y mis ojos se marchitan.
Si juntos
descubrimos el amor
cuando empezamos
a vivir el sueño
de la vida,
si nuestro amor
no muere
aunque la muerte
nos separe, dile,
palomita blanca,
que en mi lecho
siento su calor
junto a mi almohada;
que el último suspiro,
junto a ella exhalo
en la hora de la muerte,
en un "te quiero, amor"
aunque la muerte nos separe.
Dile ¡qué de amor me muero!
recordando
la última noche
que pasé a su lado!...

Ricardo Flores Joya -El Salvador-

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