En aquella mirada vacía
la marea sube, indócil,
tras los párpados húmedos.
Brota el llanto,
para dejarte salir
por donde entraste.
Silueta de sal,
diluida
lágrima a lágrima
en los recuerdos,
evaporándose
un voto de silencio
en el reflejo
de un mar, sereno,
que mece un sueño
azul intenso.
ALMUDENA TARANCÓN JIMÉNEZ -Sevilla-
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