Los bolsillos de ausencia,
el corazón un cofre roto y baldío.
Un océano de murallas
de cemento y musgo.
Todas las calles se bifurcan
chirriando como ratas entalladas.
Solo queda reptar,
reptar con la cabeza altiva.
Seguir y seguir,
luchar y revivir.
Y que se pudran los demás,
que se pudran...
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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