sábado, 27 de diciembre de 2014
CON EL PAN EN LAS MANOS
Frente al mundo imprimo estas
letras en el sol, para que se
conserven para siempre, para
que al mirarlas se llenen
de esperanzas, para que sean
ellas y no yo, las que hagan
posible que se transformen
los líquidos y las masas en pan,
y que todos podamos tenerlos
en nuestras manos.
Que en la mesa, siempre surja
la abundancia, que nazca
la riza y corra la armonía
entre el manto.
Deseo que los días sean música,
que las noches sean versos,
que todo esté adornado
de flores, y que el perfume
siempre sea primaveral,
o quizás de otoño.
Que nada ni nadie distubie,
que se ingenie la felicidad,
que la vida surja a cada
instante.
Persigo que podamos dar siempre
lo mejor, que repartamos parte de
lo que se nos da, y que podamos
acercar nuestros corazones
a cada una de las almas, para
que solo la paz nos acaricie
a todos.
Herman Pilier Báez
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