Voy a cantarle a mi niño
la canción de la ovejita
porque es la que le gusta
al meterlo en su cunita.
Una ovejita se perdió,
se perdío de su rebaño
y buen hombre la encontró,
más o menos, hace un año.
La ovejita acompañada,
a veces del perro o su amo,
daba saltos de alegría
por el pasto de aquel llano.
Todo el día estaba feliz
y nunca se echaba la siesta,
pero antes de oscurecer,
sola iba hasta la puerta.
¡Qué feliz es la ovejita
tan mimada del pastor
con caricias por el lomo
con ternura y mucho amor!
María Sirena Matri Mar -ESPAÑA-
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