La mañana le sorprende sin espacio,
cortado en rebanadas su amplio cielo,
sin el verde de los mares de alta hierba,
con el mismo azul, que hoy asoma negro.
De cemento está ceñido su horizonte
donde asoman codiciosos buitres carroñeros,
por instinto se defiende y arremete, contra
todo aquello cree que alcanza con sus cuernos.
No se aploma, ni se rinde ante su suerte,
ni intuyó, su cruz, era el apartadero,
confiado de su fuerte arboladura,
se dejo llevar.. y hoy, se ve en chiqueros.
Por las ondas se propagan los sonidos
de timbales y clarín, que ya pregonan
esa hora que persigue su destino,
… y él va, abre plaza y se libera.
Si pensó, tras esa luz está mi campo..
Su carrera ve truncada por el ruedo,
pululando van por él, seres desconocidos,
todo engaño, pertrechados y ligeros
que le burlan, desafían y someten con denuedo.
Acoplando su bravura a la destreza
vibra el coso al compás de un pasodoble,
se le nublan los sentidos y la tarde,
apurando va buscando la querencia,
que clemente, con su vida y con su muerte,
el alfange se introduzca en sus entrañas.
Enterrando en el albero para siempre,
tanto brío, tanto ardor y tanta raza.
Del libro “Querencias Taurinas” de MAYTE ANDRADE -Benicarló-
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