La vida se me va tras un lucero
mientras mantengo al sol de la tortura,
paso la vida en vano y me perdura
el látigo del fuego duradero.
El tiempo se detiene traicionero
porque un espejo viejo me asegura
la huella de mi vida en sepultura
y nada puedo hacer sin un te quiero.
Áspero y fácilmente me destroza
las ganas de vivir, tal cual exprime
sudores de mi frente del trabajo.
Me prometió el palacio que es mi choza
y yo no quiero más que me aproxime
su boca del abismo que amortajo.
María Sirena Matri Mar -ESPAÑA-
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