domingo, 26 de octubre de 2014
PRÓLOGO
Prólogo de Rodolfo García L. para próxima edición de “Picado contrapicado” de Rolando Revagliatti
Cuando las palabras saben desplazarse
Toda escritura es susceptible de generar movimiento, de ser consciente de ese movimiento que da una imagen para quien lee. La palabra se dibuja, se significa y se apodera del siguiente acto de quien hace de lector, que siempre es leído, que se hace otra lectura. El juego siempre es necesario y refresca el sentido de los roles, en este caso, el del poeta.
Nos encontramos con un eje transversal, el intertexto con películas vitales del cine o al menos, esenciales para la lente escritural del escritor argentino Rolando Revagliatti. Hablar de cada película y su correspondiente sinestesia evocada en grafías, hechas letras y más allá, palabras, podría colocar un extenso ensayo que sería nutricio más bien para los catálogos de los historiadores de la literatura poética y en este caso, argentina.
Pero si puedo hablar de algo, una columna vertebral entregada a los ritmos y sensaciones de las imágenes expresadas dentro de un film y que de cierta manera comparte quien bate la pluma, y por eso hace y nacen los poemas. Las fulguraciones de la metáfora, construidas a partir de metonimias y anáforas sólo quieren ser ligera bofetada y comunión lectora con ese otro, lector, que quizá no soy yo, del mundo fílmico.
¿Qué hay que ganar? La sutil provocación, el placer del texto que habla Barthes y por ende cruzar con el primero - poema - para alimentarse con el segundo - filme.
"No todo
compañerita
es correr"
Y así llegamos a la sombra de “Forrest Gump” y a la ilogicidad de la metáfora, un film de imágenes presurosas, cuyo encanto es la quietud del recuerdo, igual que en cualquier poema. Porque eso tal vez es la vida, una metáfora que nos cimbra y que quizá por su desproporción no nos sirva de mucho (“Mr. and Mrs. Bridge”).
A riesgo del mundo real, está el poema, a riesgo de la pluma de quien escribe y a riesgo del filme que nos convoca.
"En un día no cabe
más que el hoy
que es mañana
En un día no cabe
más que
enamorarte."
El poema aún así de ser melancolía, es un canto y cierra con un prestante homenaje al filme dirigido por Michael Radford, “El Cartero”, porque "metáfora que voló, nació”. Y en este libro sabe dejar las metáforas deslizarse en la caída, que también es vuelo, en su vuelo que significa caída, pero permite darle un nuevo impulso al sentido prometeico de quien encadenado libre se esconde o libera dentro de la pluma. Un libro para agradecer mientras las nubes dibujan epígrafes en la lente de todas las ciudades invisibles que son una sola realidad y le temen al que sabe manejar la palabra.
RODOLFO GARCÍA L.
Septiembre 2009, Colombia
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