Cuando el canario canta
nada ni nadie
puede permitirse
no oír tan hermosa melodía.
Pero pronto el pájaro se pierde
en el celeste cielo
buscando un buen bocado
que sacie su hambre mañanera.
Después vuela veloz
hacía la rama del roble
donde se detiene dispuesto
a entonar un nuevo canto.
Una tremenda traca
aleja del árbol asustado
al canario cantor
que se pierde entre las nubes.
La fiesta finaliza con fuegos
de artificio que alcanza
el cielo cuajado
de brillantes estrellas.
Mañana María al mediodía
no escuchará el eco
de su vigorosa voz
porque el pájaro abandonó el árbol.
JOSÉ LUIS RUBIO
No hay comentarios:
Publicar un comentario