Los perros ladran en la noche oscura
buscando en su ladrido una respuesta
que las sombras ocultan con holgura
a los ojos sin ver, cosa que cuesta.
También ladran mis penas. Ladradura
de un solitario que a la noche presta
del agobio sufrido en su andadura
toda la imagen de tremenda ingesta.
Opaca entre las nubes rueda y rueda
una luna de pena que no alumbra,
como negra e infame vil moneda
que pretende comprar un nuevo día
a quien siempre reside en la penumbra
de vida oscura y del amor baldía.
Rodolfo Cavallo Noetzly
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