Nos gusta mucho esa visión íntima, seguramente, de la propia existencia del poeta. Radiaciones que giran sin entorno preciso, se entrecruzan y derivan en una suerte de sentimientos ondulando en espiral de sentimientos y emociones incontrolables, tan intensas, que niegan la magia, pero se abrirían, al parecer, a la esperanza de la luz, al mediodía . Sorprendente imagen.
Eleazar Espinoza Hernández
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