miércoles, 29 de octubre de 2014
CALLE DE LAS TIENDAS OSCURAS
A veces, nos acordamos de algunos episodios de nuestra vida y necesitamos pruebas para tener la completa seguridad de que no lo hemos soñado.
Patrick Modiando
El Premio Nobel de Literatura de este 2014 que corre a salto de mata dominado por ladrones y tahúres descarados y cínicos, nos permite disponer de la posibilidad de disfrutar con la lectura de su más reciente novela editada en español, placer que se agradece, pues, tal como soportamos el cotarro del bandidaje salvaje, es necesario recurrir a la fantasía y así lograr escapar de la pringosa y miserable realidad de un país envuelto en la corrupción y el atraco a mano armada. Y esa es la lectura necesaria que nos ofrece su novela Calle de las Tiendas Oscuras (Excelente traducción de María Teresa Gallego Urrutia), ficción literaria que plantea la historia de un protagonista que busca pacientemente la recuperación de su propio yo, esa memoria perdida que lo adentra en el caminar por una bifurcación de caminos de un lugar a otro, de casa en casa, persona tras persona. Excelente y armoniosa muestra de su mundo literario con el fondo de aquello que extrae de la propia existencia de lo vivido y razón de su procedencia, alcanzando esa armonía y pasión que toda narración debe conseguir para que ella misma se transforme en realidades.
Patrick Modiano descendiente de padre judío italiano que emigró a Francia y madre belga y actriz, que se conocen durante la ocupación alemana del país galo, por lo que corrieron los riesgos propios, obligados a ocultarse para no ser aniquilados, logran salvar sus vidas y casarse en 1944, trayendo al mundo en 1945 a este magistral maestro en el arte de la narrativa que como imán atrae al lector con sus sencillos y humanos temas volcados sobre las estancias vividas que van dando existencia a una envolvente cantidad de personajes, exiliados, derrotados y desencantados de la vida, aunque nostálgicos, algo que les viste de una suave tristeza y desamparo más que facilidades y gozos. De aquí el recorrido por el espacio en la busca del tiempo vivido como un Jorge Manrique a la francesa.
Unas circunstancias que lo dejaría marcado, por la vida que llevaba su padre y su madre en sus giras como actriz con frecuencia constante. Unamos a este vivir en abandono familiar el fallecimiento de su único hermano pequeño, Rudy (nacido en 1947 y muerto prematuramente, en 1957). Pérdida a quien dedicaría después todas sus obras publicadas entre 1967 y 1982), lo que supuso el final de la infancia del futuro escritor. Sumando a las señaladas circunstancias familiares esa ocupación alemana de su país durante la Segunda Guerra Mundial y la posterior posguerra, fuente y filón inagotable de casi todas sus novelas y guiones de películas. Un pasado que convierte el presente literario donde la ficción literaria llega a convertirse en las vidas propias de sus personajes y circunstancias en búsquedas de recuerdos de una época reflejada en las narraciones envueltas por la magia de la sencillez, sacudida de conmovedora humanidad hacia perdedores vencidos y trasterrados. Alberto Manguel señala que “Patrick Modiano ha intentado construir esos capítulos de los cuales el autor no conoce a ciencia cierta más que algunos retazos. Sin embargo, estos bastan para dar a las novelas de Modiano una verosimilitud y convicción extraordinarias”
Su principal y desbordante protagonista Guy Roland de Calles de las Tiendas Oscuras resulta ser un hombre sin pasado de memoria difuminada que ni siquiera su nombre le pertenece, solo dispone como presente los ocho años que ha trabajado en la agencia de detective del barón Constantín von Hutte que se ha jubilado. Aquí va surgiendo el misterio de la historia del buscador de arrastra su propio caso que aclarar, iniciar la variada y amplia búsqueda de su propio yo y personalidad.
La altura de la narración adquiere una amplitud de miras y secuencias fabulosas, los personajes, todos víctimas de la derrota y pérdida de valores en la conmoción social y política de la vieja Europa lo lleva a recorrer una amplia geografía desde París hasta Bora Bora, pasando por Nueva York hasta Vichy y Roma, intentando reconstruir la personalidad propia que le angustia y añora “No soy nada. Solo una silueta clara, aquella noche, en la terraza d un café” A si comienza esta novela que refleja toda una literatura confirmando su alta calidad literaria, la naturalidad narrativa, del gran escritor, Humano, demasiado humano. De Modiano se ha dicho que parece que siempre escribe el mismo libro dada la insistencia en los mismos planteamientos, pero para él es el peso de la memoria, ser testigo de cargo comprometido consigo mismo, obligado a mostrar una realidad social e histórica en el inolvidable espacio de tiempo que la ha correspondido.
Francisco Vélez Nieto
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