Se estrechan las manos,
con respeto antes de la batalla.
Peones sin brazos,
salen de las trincheras con lanzas.
Viendo caballos,
que entre líneas brincan y saltan.
Coceando en saltos,
al amenazar Torre y Dama.
Alfiles con dardos
observan desde larga distancia.
Como todo el campo,
se vacía de tropas zampadas.
Hasta que unas manos,
van protegiendo a sus monarcas.
De asedios largos,
de las Torres, Alfiles y Damas.
Donde el avanzado,
de unos peones que sudor sangran.
Coronan sus pasos,
en una nueva amenaza.
Con la que han soñado,
al salir sin comida ni agua.
Y ver que unas manos
se estrechan, al lograr una hazaña.
Al ser coronado
y decantar así la batalla.
Con Reyes aislados
y ser en el campo, única Dama.
RICARDO CAMPOS URBANEJA -Irún-
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