jueves, 4 de septiembre de 2014
SOBRE EL DIVORCIO
(Fragmento del artículo de 1915 Sobre el Divorcio)
Todavía hay por ahí paquidermos que, no conformes con este restringido y canijo derecho al divorcio que reconoce tímidamente la ley, pugnan por borrar de una plumada todo lo legislado sobre el divorcio, para volvernos a los tiempos bárbaros en que no existía medio legal ninguno para poner término a la infernal situación de un matrimonio mal avenido.
No paran mientes estos espíritus espesos en que todo lo que se diga en contra del divorcio resulta siempre dicho como para herir de muerte al matrimonio, pues es bien claro que sin matrimonios fracasados no habría divorcios, y que, por consiguiente, mientras más se nos llame la atención sobre la abundancia de los divorcios, más de relieve pondremos la abundancia, mayor aún, de los matrimonios desquiciados.
No deben andar muy cómodas las parejas dentro del matrimonio cuando son tantos los que buscan la puerta o el agujero de la ley para escaparse. Nadie se va de donde está a gusto.
¿Queremos, en resumen, que no haya divorcios? Pues reformemos el matrimonio hasta hacerle cómodo, fácil y agradable, hasta hacerle compatible con la libertad y felicidad humanas, y ya nadie querrá escaparse por muchas puertas o ventanas que se le abran.
¿Que, después de ensayarlo, resulta imposible hacer del matrimonio una cosa buena, bonita y barata, compatible con la libertad y bienestar humanos?
Pues entonces, abajo el matrimonio. ¡Sálvense las personas y mueran los principios!
Publicado en el blog nemesiorcanales
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