miércoles, 3 de septiembre de 2014
POR LOS PELOS
Arrastraron al sheriff hasta el centro del poblado, lo ataron con cuerdas al tótem y encendieron una hoguera. A continuación formaron un círculo alrededor del prisionero y empezaron con los cánticos y las danzas rituales previas al sacrificio. A pesar de no tener salida, el viejo vaquero reía sin parar, como un espectador que contempla cómodamente desde su butaca su comedia teatral preferida. Hasta que vio a uno de los sioux, un tipo de mediana edad con el que apenas se había cruzado, acercándose hacia él con un enorme cuchillo en la mano. Entonces su mirada se inundó de miedo, y un grito se ahogó en su garganta al sentir las primeras gotas de sangre resbalando por su rostro, cada vez más pálido. Aquello no debía terminar así. No era ese el plan.
Mientras sus enfurecidos empleados indios le cortaban la cabellera, el director general no paraba de gritar que la dinámica de grupo había terminado.
Tíndaro del Val alias Radón
Publicado en el blog señalesdehumo
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