Adagio de vida y moral estrecha,
ménade, exaltación y frenesí
bañado en sabor agridulce,
sueños de hogar titilan en el alma.
Se dilata el tiempo,
dilección en un amor honesto,
se refugia en andanada
y se descarga represión oprimida.
Los muertos hablan,
siempre en la cabeza, al oído
“no estáis solos, también existimos”…
Mezcolanza que se optimiza
buscando agujero de gusano
con entrada y salida –siempre a la vida-.
…Muerte y amor es un acto
tan, de cada uno, tan intimo…
Lola Wizner
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