martes, 30 de septiembre de 2014
ABISMOS INDICADOS
La buena soledad me dio un capitulo prolifero,
la soledad funesta,
cuando el espacio de cuero me veo legal y vivo,
la palidez del fuego de nervios.
Donde vencido por las horas del ensueño, me mudo, me embarco en una muerte de cansancio.
Un olor a casa y a mitad de puerta,
dosel de longitud de hogar.
Invadida la respiración,
adentro sin nombre,
el ocaso del hombre,
encadenados guijarros que hoy son nervios y músculos.
Hoy la fiebre frio me sale a paso de poro,
frescos huesos líquidos,
mares muertos que salen a hueso de sal de mí, por donde respira el cuerpo.
Me parece que allá en la profundidad
contundente y oscura
con claridad de gramo fui maíz y semilla,
fantasma de un tiempo sumergido
en la cruz de metal donde el
sueño la verdad siempre sangra.
Donde nacen las flores del asombro
y se apagan
las velas dormidas del sueño,
llagas de males y destinos,
matemáticas de cascara que caen de la suma de la memoria.
Un gran pájaro sin manos
y sin fe es el tiempo,
allá donde el fuego del cuerpo tiene la exactitud cantidad de principio y futuro.
Belén Aguilar Salas -Costa Rica-
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