viernes, 5 de septiembre de 2014

CAMINO


Hacia donde me lleves, si te sigo,
carece de importancia; todo es meta
para el hombre de a pie, de mente inquieta,
y no ya a ver, mas a observar me obligo.

El paisaje se me hace más amigo
que la ciudad; el olmo, la violeta,
la alondra, el arroyuelo, son la dieta
que me exige mi espíritu mendigo.

Porque mendigo soy de los primores
que a tus flancos pululan, ya rumores,
matices, movimientos o fragancias.

Esa es mi senda, toda en torno mío,
sin prisas, ni llegadas, ni gentío,
ruta contemplativa, sin distancias.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -In memoriam-

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