De Warszawa en mi rostro no queda rastro alguno
ni el nombre permanece
ni la lejanía siquiera
y sólo veo quedarse un semblante como un muro
un recuerdo que lo jaspea
los ojos aguados
de todo un lado de mi familia.
Del libro "El libro de los polacos"
Ana Wajszczuk -Argentina-
Publicado en el blog elescribidor
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