IV
De mis frases solo separo la sílaba herida
el suicidio de tu nombre
que detesto
porque no detesto la claridad dolorosa del eco
o al niño que se quedó a pedazos haciéndole un coágulo al bisturí
al sangrar toda llaga mal cerrada de la luz
y alguna costra ensangrentada que al adentrarse dejó caer la careta artificial,
que alguna vez recogió el viento.
V
Mis palabras: restos de alguna caja de madera comprimida
a mi cama
tiende entrarle el gorgojo
la pulga
o esta polilla de jeringa hipotérmica
cuando le extrae tantas células muertas
de tu despojo
a ésta hoja rota de la penumbra
con la luz.
[No me interesa exhumar sus restos]
Bernardo Cortés Vicencio
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