Al final prefiero lo vivido.
El deseo
que desnuda,
con mirada sostenida
y encendida.
Prefiero
el tiempo que es impronta
en la memoria.
Prefiero lo vivido,
la vida trajinada o descansada.
El siempre, el nunca, lo soñado
O lo perdido.
Al final prefiero lo sentido
y las marcas del beso
que ha prendido.
Prefiero el amor de ese demonio
que relame el sabor de lo querido
Al final prefiero lo entregado.
María del Rosario Alarcón
Publicado en la revista Nevando en la Guinea 38
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