lunes, 2 de junio de 2014
AHOGO
Una tempestad
encalló en mi consuelo,
asáltame una meditación;
un alargado velo
que pregona indiferencia,
de olas que esculpen
delirantes geometrías
que me rodea
y me dejan desvalido,
¿al despuntar el alba
envuelta en mí aliento,
desplegadas nuestras velas,
vestida de filosofía,
besando mi corazón tu cintura,
aún no me amas?
trazas tu perfil
en trizas de vigilias
vertientes doblegadas
en lunas celesteoscuro,
perfecta tu ignorancia,
cuando viéndote yo
desnuda como un nardo
gimo como lirio
siendo tú
espuma de mi proa,
aún me queda
el espectro de un residuo
que desciende
en regueros de sangre,
júbilo de una esperanza
anidada a tu frialdad,
consagrada mi teoría
a la paciencia de la relatividad,
tengo una biblioteca sellada
entristecida bruscamente
con libros ante tus ojos
recitándote versos alejandrinos,
¡ojos de piedra
peldaño a peldaño
abandona ya tus dudas!
poco a poco
me estoy adentrando en la aurora,
arroyos de mis anhelos
vuelan por el aire,
¡Sangra mi respiración!
pero has un milagro
y ven a mi encuentro,
hurga en tu erosionado corazón
o desapareceré en el horizonte,
exclúyeme, cuenta con ello.
García de Garss
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